3.6.07

Usted.... y esas cosas raras como el yoga

Usted parece que va a yoga. Se lo ha recomendado alguien que está mejor que usted. Las clases las ofrece el Oso Yoga. Pero esto no importa porque es una pelotudez.

Lo que si importa es que usted está paranoico. Pasa de creerse la gran cosa, la bala que mató a Kennedy, a la peor de la peor de la peor escoria. Un imitador de la peor bazofia nacional. Por lo visto, usted imita a gente nefasta, pareciera ser que usted quiere ser nefasto, pero ni siquiera le da para eso. Es un poco triste lo suyo.

Entonces, se va apalancando en un sofá-cama, tapado con diarios, se afloja los cordones de lombriz, y se mete en el sueño negro. Ve a un hombre que llora desconsolado mientras mira pornografía en televisión, y a un gordo comedor de pizzas, que habla por teléfono y dice: Si, estamos embarazados. Mira a unas vacas que eligen partes humanas en bandejas en un supermercado y escucha a Jerry Lewis diciéndole al rey de la comedia: alguna vez en la vida, todo hombre es un genio.

Se paraliza mirando árboles con forma de espinazos de pez, y ve que vuelan chispas incendiarias. Toman envión y se acercan demasiado a unas ramas que cuelgan cerca. Ahora tiene que pensar en que va a hacer con los cadáveres de sus padres. Y usted tiene un programa de radio que transmite desde un hotel, toma Ron y afuera hay una lluvia torrencial. Camina por los médanos a oscuras y se encuentra con un adulto y un niño que sospechan de usted.

Pero usted tiene una linterna y le pelea a cualquiera. Primer golpe a la mandíbula. Llega a un lugar en el que le están cantando el feliz cumpleaños a otro niño. Tiene su metro cúbico de leña y la Lombriz eléctrica le dice: Si hay humo, hay fuego. Usted tiene el fuego escultural y el trago fuerte.

Los miedos de elevación, el estacionamiento para calientes, la ternerita espacial. ¿Y si mejor se pone anteojos?

Salude a Sai baba, a la profesora, e intente establecer contacto visual con esa minita que le gusta, la de los pezones. Vistase de nuevo de hombre, camine por avenidas, sin hablar, y ni bien vea el querido local para conectarse, entre, saque la teca y léame, que hoy es el maldito día. Usted me está empezando a caer bien.

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