30.4.07

Oblivion et...


La abolición teológica del limbo, esa zona gris, ese útero celeste, que no era del todo horrible visto desde esta tierra atravesada de calvarios, permite sostener la esperanza de otra abolición que, a juicio de éste ínfimo escriba, parece mas deseable:


¿Por qué no abolir el infierno? Es definitivamente mas espantoso que el limbo, y como amenaza futura para los malvados no parece ser masivamente disuasivo. El infierno sigue existiendo, y a los villanos no les preocupa, según todas las evidencias.


¿Cual es entonces la utilidad concreta del infierno?


Se ha dicho que el limbo fue abolido para no angustiar a tantos no bautizados a los que sólo les aguardaba ese destino adormecido y anodino también.


Si es la angustia el criterio para rediseñar la vida después de la muerte, entonces debería tenerse en cuenta que el infierno, con todos sus eternos fuegos, es infinitamente mas angustiante que el limbo, no para los villanos de corazón, que siguen haciendo el mal sin pensar en lo que viene.


Pero si para la mayoría de las buenas almas, en general provistas de una buena dosis de culpa y temerosas de la posibilidad de ser aprisionados a futuro en una dimensión ardiente y eterna en la que sólo impera la tortura. Entonces, la propuesta es concluir con él.


Disolver ya mismo el infierno. Convocar con urgencia a los teòlogos para que traten el asunto si fuera posible sobre tablas. Y ya sin infierno, seguir viviendo aquí como si tal cosa, y con menos miedo .

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