Cuando el día terminó, escupí mierda. La noche no trajo alivio. Y el orgasmo previo al sueño, solo ensució la sábana. No calmó el ansia.
Una corta oscuridad se derrumbó, entonces, encima mío.
Y me vi en un torbellino de colores muchos, de tersos perfumes y pleno de arena de áspero tacto. Eso me llevó muy dentro mío, tan profundo que alcancé mi corazón, y le saqué un pedazo.
Es ese pedazo el que me deja vivir esta mañana.
Quizás me dure.
1 comentario:
A veces siento que salgo del teatro antes que finalice la función. El frío está duro. Camino lentamente y en la esquina me pregunto qué hora será. Es hora de dormir, me digo. Voy al teatro, subo al escenario y hago mi papel en el último acto de la obra.
La noche llegó al borde de las lágrimas. Me tapa el mar de innumerables lenguas, no hace pausas en el camino, otra noche más me sorprende con estas ganas que guardo entre el espejo y las sábanas. En la música monótona de los latidos baila en espirales el deseo de esas manos, de esa boca, de su sexo y de alguna parte de su corazón...
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