24.2.07

De tumberos, socialistas y otras yerbas.

Tengo un amigazo, algo mayor que yo, que es docente en una cárcel. Está haciendo una obra de teatro con un poker de presos, y la va a hacer el lunes en el Taller de la Universidad, acá, en La Plata. Ayer, cenando con él, empezó a contarme de qué iba la obra, de cómo logró insertar textos que llaman a la revolución, como los de Tuñon, musicalizados por el "Tata" Cedrón...

Botella de tiinto va, botella de tinto viene, me puse a leer el libreto... Me llamó la atención un poema de Tuñon, ya que al cuarto renglón, y recnociendo ciertos lugares, gracias a la suerte que tuve de viajar un poco, me dije.. (en realidad, fue un exabrupto y todos los que estaba allí me miraron y se cagaron de risa) ... "Pero la puta madre!! sto es ni más ni menos que VIVIR!!!"


Se los copio acá, se los regalo...me gusta mucho. Un abrazo para todos.


La cerveza del pescador Schiltigheim
Raúl González Tuñon

Para que bebamos la rubia cerveza del pescador Schiltigheim. Para que amemos Carcassonne y Chartres, Chicago y Québec, torres y puertos.
Los blancos molinos harineros y la luz de las altas ventanas de la noche encendidas para los hombres de frac y los ladrones.
Y las islas en donde los Kanakas comen plátanos fritos y bajo las palmeras entre ágiles mulatas suenan los ukeleles. Islas, dije, las islas, soles rojos, platillos para Darius Milhaud.
¡Tener un corazón ligero! Vale decir, amar a todas las mujeres bellas. Y una moral ligera, vale decir, andar con gitanos alegres y dormir en un puerto un ocaso cualquiera y en otro puerto y otro y andar con suavidad y con desenvoltura de fumador de opio.
Para que a cada paso un paisaje o una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.

Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos: decir, estuve, estuve en tal pasión, en tal recodo.

E stuve por ejemplo, en la feria de Aubervilliers una mañana, con un trozo de asado, una amistad tranquila, la mesa clara, el perro, el buen hablar y afuera, las verduleras de París chapoteando con los zuecos en la nieve.
Para que bebamos la rubia cerveza del pescador de Schiltigheim es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas.
Estamos en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.

2 comentarios:

Amélie_Diké dijo...

Si es cierto esto y no un recurso...Deberé decir: interesante.
C´est la vie.
No más, ni menos.

Anónimo dijo...

ME GUSTO.COMO CUANDO BAILO O ME HUNDO EN EL MAR. OJALA PUDIERA TENER UN CORAZON LIGERO .SERIA LO UNICO QUE ME FALTA. STELLA .