“Con el sudor de tu frente”

Acá estoy contándoles sobre PíaDale corta el teléfono, dejalo a ese denso. El tiempo corre y tenemos que irnos.Ella hace gestos de shhhhhhhhh ¡silencio! En qué estábamos, ah… sí hablando de esoHablamos en voz baja mientras tomamos cerveza y picamos pizza ya fría. Yo me pinto las uñas. Se escucha su charla de cortina de fondo.- Dale corta, nos tenemos que ir.- Ella nos hace seña de esperen un minuto.En cambio, los minutos pasan; ella sigue junto a él. Cuelga.-Al fin Pía, ¿te sirvo?- dice Carla con botella en mano. -Sí, por favor. Responde.Ring, ring suena el teléfono. Atiende; -¿Hola sos vos otra vez?-Pero que pesado ese flaco!!-¿De quién soy? ¿Cómo me preguntás eso? Soy tuya y de nadie más ¿otro? No, no hay otro, y si asi fuera esta es la relación que tenemos, no me pidas más, no me jodas.Si, si así sabes que me gusta, y cómo vos quieras, cuándo quieras, el tiempo es tuyo, soy tu genio y cumplo tus deseos.La charla continua; se cumple el objetivo de la misma. Cuelga. Fin.Pía frente al espejo se arregla el cabello. –Veo que están hablando por lo bajo, sacar el cuero no vale. ¿De qué se ríen tontas? ¿De mi trabajo?-Noooo, responde Celeste con irónia.-Pero Pía, como soportás ese laburo. ¿No te da cosita? Tímidamente dice María.-Para nada, lo prefiero antes que trabajar en ese bar de mierda en donde estaba horas y horas atendiendo gente. Acá me pagan 50 dólares el día para atender a cuanto imbécil de cualquier lugar me llame. Lo único que molesta es que la oreja me queda a full, y este de recién que quiere jugar a que es mi novio celoso, el resto… es fácil, te llaman para lo típico, que la felatio, que sos una nena mala, o que ellos son los malitos, que las tetas cómo las tenés, entre todas las pavadas de siempre.Trabajo sencillo, anonimato, y nada de contagio de cuanto bicho ande por ahí, promiscuidad cero.-Vamos, ya tengo las entradas para el lugar- dice luego de aspirar una línea. -Y esta noche quiero llamaditas pero en vivo y en directo (si ella lo dice…).