Yo vivia en un barrio, llamémosle, “residencial”, a unos 4 kilómetros del centro. Pero mi abuela materna, vivía en la calle Sarmiento al 800, la paralela a la San Martín, la calle más top de las top. (ja….)
Indudable es que, entonces, mis visitas semanales a la vieja para los ñoquis de los jueves, o las milanesas, me hacían patear la San Martín desde el 800 hasta la orilla del mar, haciendo la digestión, con algunos amiguitos de mi misma edad, del edificio de mi abuela, o con Sebastián, mi primo por afecto, que vivía a la vuelta de lo de mi abuela. Era lindo tirarle piedras al agua, a los lobos marinos, mirar como "rascaban" los mayores, espantar pinguinos.
Decía antes que pululaban personajes extraños…de todos, yo guardo un gran aprecio por dos: “Echale sal”, una vieja loca, rubia, de edad mas que indefinida, vendedora de lotería, ella. Le decían así por que la leyenda urbana indicaba que cuando era joven había sido copera, la más bella de la zona, y unos petroleros borrachos la habían violado alguna vez y le habían puesto sal en la vagina. Nunca lo sabré, pero sí que tuve anecdotas con “echale sal”. Y el otro….Narciso. Un viejo lustrabotas que caminaba solo por el centro, muy desaliñado y sucio. Y cada tanto, se paraba en seco, se tapabala oreja izquierda (recuerdo muy bien ese detalle) y gritaba de manera desgarradora e inintelegible. Luego, como si nada, seguía caminando.
Recuerdo que, a mis 10, 11 y 12 años, los veía e intentaba esquivarlos, me daban pánico.
Y yo crecía, y ya andaba por los 16. Y era rugbier. Y era travieso. Y guapo, y fanfarrón, y violento.
Y pocas cosas me causaban más placer en esa época conflictiva y visceral, que pasar cerca de Narciso o “echale sal” y tocarle el culo a Narciso, que se agarraba la oreja y blasfemaba vaya uno a saber en que idioma de locuras oceánicas, o gritar “echale sal!!” en la oreja a la vendedora de lotería, que , al hacerlo, me enseñaba de su boca el rosario de puteadas más pintorescas que recuerde.
Hoy, Domingo 4 de Diciembre de 2006, con 35 años y muchas cosas vividas fuera de ese pueblo grande, formado ya, y padre de dos hijos, más aplacado y maduro, decido poner orden a mi estudio, a mi cubil. Aquí es donde gesto estoveo y el resto de los blogs, donde pierdo y gano mis dividendos, donde se me ocurren locuras, donde a veces me emborracho y donde adoro tener sexo. Y necesitaba un orden.
Mi madre, residiendo de nuevo allí luego de años de pulular por doquier, me sigue enviando, cada tanto, los periódicos o recortes importantes de ellos. Y yo , seré sincero, leo la mitad, y la otra mitad, pasan a un revistero gigante. O a la mesa. O debajo de la mesa de las PC. O arriba de la tele.O al baño. Pero no las tiro, claro. Son cosas que me regala mi vieja. A propósito..mi papá nunca me manda una mierda. Acabo de notarlo. (Y anotarlo).
Entre las cosas que iba desechando para el incinerador, encuentro una hoja bastante arrugada del diario “El Patagónico”, fechada el 22 de agosto de 2006. El dorso, nada importante….lo de siempre: “Varios accidentes por la lluvia y la imprudencia” y fotos… al reverso… grandes y muy pero muy negras letras, me anotician: “Murió Narciso, el incansable y silencioso lustrador de sueños” y, justo, debajo, la foto de el… muerto, en un colchón inmundo, blanco….muerto….tranquilo, y muerto.
Y como un flash de cosas, me acordé de mis anécdotas con Narciso, y me puse melanco. Y por eso, hoy les quiero contar lo que sé de Narciso. Que se tome como un pequeño homenaje.
Su historia es particular. De apellido esponda, nació en una estancia cercana al barrio Diadema ( al noroeste de la ciudad) y su infancia, me obliga a remontarme a los viejos sastres de la ciudad por que su padre de crianza, Belarmino Velásquez, tenía un importante comercio del rubro muy céntrico, pero vivía con “Lito”, como lo llamaba él, en una casa del viejo barrio “La Paloma” (que es la parte alta de la ciudad, Comodoro esta afincada entre el mar y los cerros, por eso tiene muchas subidas, bajadas, y manzanas de forma loca). Y fue ala misma escuela donde, años más tarde, mi hermana sería primero escolta, luego abanderada e hija dilecta vitalicia, la escuela 83 (ex 24) que tambien quedaba en el centro. Y también, a la vuelta de lo de mi abuela, en San Martín al 700.
Nunca supe bien por qué, pero con el paso delos años, Narciso perdió la memoria, buscó refugio en él mismo y de a poco el viento patagónico puedo apoderarse de el, y lanzarlo a las calles. Vivía con dos perros de los que ni siquiera era el dueño, en una caseta improvisada con chapas en la ladera del cerro Chenque, en Sarmiento al 400.
Los que lo tenían bien visto eran los policias que patrullaban el centro. Y era justo derecho que ellos lo encontraran el 21 de agosto cerca del mediodía, con la cabeza destrozada por una chapa que se incrustó cayendo desde el techo, por culpa de ese viento inclaudicable.
En su cuerpo e 61 años no había signos evidentes de violencia..asi que parece que sí, que fue una chapa de mala muerte la que lo hizo despedirse del mundo en silencio, fiel a su estilo. El golpe, el frío y la lluvia, supongo, derivaron en esa muerte silenciosa.
El cuerpo sigue en la morgue hoy, y aún la policía no pudo encontrar a ningún familiar. Una llamada realizada hace algunos minutos antes de escribir esto a mi madre, que supo manejar toda la justicia de la localidad, me pasa la data que entristece más aún mis recuerdos de adolescente sureño y feliz.
Cuando junte fuerzas, les voy a contarla historia de “echale sal”, que es bastante más feliz. Por ahora, lo único que puedo hacer es contárselos a modo de desahogo, y anotar en mi agenda… “ver a la vieja. - ir a la tumba de Narciso y dejarle un tinto - ir a la tumba de los abuelos.”
Y para vos, loco de mierda.... esto:
Adios Narciso
Se apagó la vida
del último lustrabotas,
del último amigo de la noche
de Comodoro
Yo lo ví muchas veces
en las veredas de la ciudad
Personaje, quijote patagónico
de sueños propios,
de silencios largos,
casi sin palabras
pero lleno de muchos pensamientos
que se volaban con alas de mariposas,
libres...
¿Y ahora qué?
¡El vacío y la ausencia!
La callle San Martín no será
la misma,
perdió parte de su historia
y en la vereda, justo en la esquina,
el viento hamaca la pena,
que dejó su vuelo limpio
el último suspiro del lustrabotas
que huyó para hacerse estrella.
Se fue Narciso señores...
El no necesitó de grandes obras
para perpetuar su presencia.
Fue en la tierra un ángel sin alas
que le guiñaba cada día,
un ojo a la vida...
la hacía su cómplice
y jugaba con ella...
Ahora simplemente
se volvió a su lugar...
Y allí como el descuido
va lustrando a las estrellas,
cerquita de la luna
su única y fiel compañera...
6 comentarios:
Snif, Snif...
Hermoso homenaje. Narciso, orgulloso.
Con lo que leí, ya me imaginé todo. Ya los ví.
Estoy triste, me fui.
No se como llegue aca pero soy de comodoro y si...toda una leyenda narciso...se le hizo un homenaje en la esquina de san martin y belgrano donde siempre estaba con el lustrabotas....en fin...saludos
Anónimo...que bueno, un comodorense entró al blog..me alegro muchísimo, loco. si queres, sumame a titobustamanteppp@hotmail.com, al msn...y ahi charlamos de allá..estuve hace muy pocos días... como labura garbarino, increíble, ejjje
Un abrazo
La verdad, me volvieron a la memoria tantos recuerdos...yo jugaba en la vereda de la sarmiento en la vidrieria de mi viejo..que se fue en el 2008..Vidrieria Cachito se llamaba...y mi viejo era Cachito Peralta...tantos recuerdos de Comodoro...muy bueno tu blog. Un abrazo de un comodorense que vive en Capital
recuerdo a Narcizo una vez me acerque y me hizo una sonrisa con toda la cara como sonreía el. que misterio me daba este hombre.
😔😔😔😔 👏👏👏👏👏
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